Los milagros que tu mismo puedes hacer.
Sin importar si eres o no una persona de fe. Más allá de tus creencias o la filosofía que abraces; tú eres absolutamente capaz de producir milagros.
Si empleas tiempo en planificar tu vida y además animas a los que te rodean a hacer lo mismo. Cuando conscientemente vas tras tus propósitos y logras paso a paso alcanzar tus metas, estas realizando tus propios milagros.
Se trata de hacer corresponder tus expectativas de ser feliz con las acciones necesarias para serlo. Claro que hay que mover mucho más que un dedo para ello; pero es ciertamente posible, realizable y la historia de la humanidad está llena de ejemplos de personas exitosas que no solo han trascendido sino que han ayudado a que otros también lo hagan.
Hay que levantarse y poner manos a la obra; trabajar y perseverar para cumplir tus sueños. Eso que tanto anhelas, esta al final del camino. Pero tienes que decidirte a emprenderlo y recorrerlo a pesar de los tropiezos y dificultades que se te presenten. Nadie dice que es una tarea fácil. Pero todas aquellos personas exitosas están ahí como muestra de que si se puede.
Si necesitas ayuda, pídela.
Las plegarias no son reprochables. Reconforta mucho sentirse apoyado y que mejor que contar con la complicidad divina.
No deseche la ayuda que se le presente. Cuatro manos pueden más que dos. A veces lo que nos separa de obtener lo pretendido es un simple consejo, o un punto de vista diferente y generalmente lo encontramos en alguien que nos quiere y nos conoce bien. Alguien que nos da ese último aliento que necesitábamos.
Por eso desde muy temprana edad se nos enseña a trabajar en equipo. Reza el dicho que en la unión esta la fuerza. Hay tareas que son realmente imposibles de realizar por una persona en solitario.
Mientras más lejos o alto, mayor esfuerzo.
Abandonar los vicios, como las drogas o el alcohol es una tarea realmente difícil. Ganar una medalla mundial, olímpica. Convertirse en el recordista de alguna modalidad. La conquista del cosmos. Ir allí donde nunca antes ha estado nadie. Enfrentarse a los límites del ser humano y superarlos. Todo ello requiere de voluntad y constancia, de no rendirse nunca.
Mientras más lejos pretendamos llegar, mayor será el empeño que tendremos que poner para conseguirlo.
Muchas veces las grandes hazañas del hombre han resultado increíbles hasta el momento en que suceden. Por eso cuando nos referimos a ellas lo hacemos como si tratase de un milagro. Y es que realmente lo son.