Babalu San Lazaro

Mientras llegan los milagros

Muchos de nosotros, por no decir que todos, hemos vivido momentos de dolor, tristeza y desesperación. Seguramente dirás “bueno, algunas experiencias son más duras que otras”. Y tienes razón, pero si vas por ese camino es importante que recuerdes que ante los ojos de nuestro milagroso San Lázaro somos todos iguales. Por tanto, toda experiencia vital cuenta, incluso la de aquellos que esperan un milagro que no han imaginado, ni deseado, ni pedido.

¿Qué solemos esperar? Una solución a un divorcio inminente, una cura para un enfermo de cáncer, un viaje que te cambie la vida, una compañía que destierre la soledad, un trabajo, un hijo, un cambio político. Mientras tú pides a San Lázaro, alguien en otro lugar del planeta, cerca o lejos de ti, también ora y espera. No estamos solos, aunque a veces en medio de la ciudad convulsa o en el aislamiento más profundo, nos sintamos perdidos y olvidados por nuestro milagroso santo. 

Hay muchos criterios respecto a lo que debemos hacer mientras esperamos que nuestro santo obre un milagro. Algunas personas acrecientan su fe a través de la oración. En otras palabras, se dedican a orar día y noche, y se obsesionan con su problema de modo enfermizo. Suelen terminar en la desesperación, porque los tiempos de los seres divinos no entienden de inmediatez. Otros individuos olvidan las plegarias, se adentran en la dinámica de la cotidianidad y para cuando llegan los milagros, a veces hasta olvidan sus promesas. Y existe un tercer grupo de personas, que son aquellos que dedican un momento del día a agradecer lo que tienen, meditar sobre las posibles soluciones a sus problemas y orar con fe, reafirmando sus promesas tras cada oración.

Sin importar en qué grupo estés, tu voz será escuchada. Tu pesar tendrá respuesta divina. Sólo debes aprender a descubrir los mensajes, recuerda que se pueden presentar de las maneras más disímiles. Aférrate al camino de la fe desde una posición de humildad, con disposición para entregar. Y, sobre todo, mientras esperas, no pierdas nunca la esperanza.

Giges Autor

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