Lázaro: el mensaje que contiene un nombre

El artículo de esta semana en el Milagroso San Lázaro está dedicado al origen del nombre de esta poderosa deidad.

Lázaro, un ser bíblico

La Biblia nos muestra a Lázaro como uno de los grandes amigos de Jesús. Aparece su nombre en dos libros importantes.

En el Evangelio de Lucas, descubrimos a Lázaro el mendigo, que sufre con sus llagas sentado a la puerta de un rico egoísta. Mientras espera las migas del hombre rico, los perros lamen las heridas del mendigo. Éste conserva la fe en una vida mejor después de la muerte. Tal gracia le es concedida tras su muerte, cuando se sienta junto a Abraham a compartir un manjar en el cielo. Mientras el rico egoísta se consume en el infierno.

La designación del nombre de Lázaro para identificar al mendigo podría pensarse que es casualidad. Pero ya hemos visto que los caminos de Dios siempre tienen una razón. Lázaro el mendigo, como lo llamó Jesús, aparece cubierto de llagas. Esta característica nos lleva a asociarlo inmediatamente con la lepra, una enfermedad común de la época. El uso de la palabra Lázaro vinculada al concepto de mendigo o enfermo andrajoso, derivó en el término “lazareto” que designaba a los leprosorios.  Posteriormente también se extendió el uso del vocablo “lazarillo” que como su nombre indica es un diminutivo de Lázaro y designa a aquella persona o animal que ayuda, y acompaña a quien necesita ayuda para andar, especialmente a los ciegos.

Lázaro, origen de una palabra

Pero ¿qué hay detrás de esta palabra? ¿Qué significa Lázaro?

Lázaro es una palabra de origen hebreo. Los lingüistas consideran que es una variación de Eleazar, que en hebreo sería “Elʻāzār”. Su significado es “Dios es mi ayuda”.

A esto quizás se deba que sea la parábola del rico y el mendigo Lázaro, la única en la que se usa un nombre propio. Lázaro no es un nombre común o elegido al azar como podría pensarse a priori. Está enviándonos un mensaje de fe que a simple vista puede pasar desapercibido, pero que se convierte al final de la parábola en una verdad definitiva.

A menudo las personas escogen los nombres de sus hijos sin prestar mucho sentido al tema. Los eligen por la sonoridad o porque están de moda. También hay quien nombra a sus hijos según el futbolista que idolatra o la artista del momento.

Cuando elegimos un nombre, hay una carga de simbolismo inherente a él que no debemos desdeñar. Quien lo lleve será nombrado incontables veces con esa palabra. Esa palabra estará evocando una idea, un concepto, una imagen que nos acompañará por siempre.

Si conoces alguna persona que esté buscando un nombre para su futuro bebé, recuérdale este mensaje. Hay otras formas que suelen usarse del nombre Lázaro. Por ejemplo, en catalán se escribe Llàtzer; en inglés, Lazarus y en francés, Lazare. No importa el idioma, ni la latitud. No importa la creencia, ni el momento histórico, sólo importa el significado tras la palabra. Siempre, donde quiera que estemos recuerda a Lázaro, recuerda “Dios es mi ayuda”.

Giges Autor

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